Parece una mala noticia, pero el mejor aliado del pleno empleo asoma en forma de virus biológico.
Entre la nueva gripe del virus A, pasando por las diferentes crisis anteriores de las vacas locas, del pollo y otras, probablemente aterrice pronto una nueva más selectiva. Solo hay que esperar que algunas de ellas, esté entre nosotros y nos ponga fuera de circulación un periodo en principio de 3 a 6 meses, naturalmente, asumiendo los efectos colaterales de que un porcentaje predecible de cierta población sensible, emprenda viaje al otro mundo.
La perfección del virus será cuando se pueda elegir a los destinatarios, es decir que lo contraigan sólo aquellos que sean menos rentables y productivos, aunque eso sí, tienen que suponer gasto sanitario a cargo del estado y deben de contar con un mínimo de recursos económicos para seguir consumiendo, ya sea porque lo tienen ahorrado, trabaje algún miembro familiar o pariente próximo. De momento es un poco difícil que el virus sea tan selectivo y preciso, pero llegar, llegará, incluso más lejos cuando sea menester, sólo es cuestión de que se lo proponga quién corresponda, aunque para estos casos, el mejor candidato en actuar sea la mano gris del mercado, que todo lo pone en su sitio sin que nadie sea responsable de nada de cuanto suceda, salvo cuando lo pillen con las manos en la masa, o le sobrevenga y reviente en las narices la crisis, como a Lehman Brothers, Mardof y compañía.
Este texto es una ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Entre la nueva gripe del virus A, pasando por las diferentes crisis anteriores de las vacas locas, del pollo y otras, probablemente aterrice pronto una nueva más selectiva. Solo hay que esperar que algunas de ellas, esté entre nosotros y nos ponga fuera de circulación un periodo en principio de 3 a 6 meses, naturalmente, asumiendo los efectos colaterales de que un porcentaje predecible de cierta población sensible, emprenda viaje al otro mundo.
La perfección del virus será cuando se pueda elegir a los destinatarios, es decir que lo contraigan sólo aquellos que sean menos rentables y productivos, aunque eso sí, tienen que suponer gasto sanitario a cargo del estado y deben de contar con un mínimo de recursos económicos para seguir consumiendo, ya sea porque lo tienen ahorrado, trabaje algún miembro familiar o pariente próximo. De momento es un poco difícil que el virus sea tan selectivo y preciso, pero llegar, llegará, incluso más lejos cuando sea menester, sólo es cuestión de que se lo proponga quién corresponda, aunque para estos casos, el mejor candidato en actuar sea la mano gris del mercado, que todo lo pone en su sitio sin que nadie sea responsable de nada de cuanto suceda, salvo cuando lo pillen con las manos en la masa, o le sobrevenga y reviente en las narices la crisis, como a Lehman Brothers, Mardof y compañía.
Este texto es una ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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